Con la celebración del Bautismo del Señor, hemos iniciado en la liturgia de nuestra Iglesia un nuevo tiempo que llamamos "ordinario". La primera parte de este tiempo, la vivimos desde hoy domingo hasta el día anterior al miércoles de ceniza. Durante este tiempo, meditaremos en las primeras enseñanzas y milagros de Jesús al inicio de su vida pública. Esto nos motiva para seguir esforzándonos en nuestra tarea evangelizadora. Les comparto que hemos iniciado el año con una reunión de oración y trabajo de tres días, en la que participaron mi Obispo auxiliar y más de 70 sacerdotes responsables de diferentes áreas de nuestra pastoral, siendo presididos por un servidor, para reflexionar y concretizar los planes de trabajo, así como ver las necesidades más apremiantes de la comunidad en las que debemos poner especial empeño. De estas jornadas, que son la conclusión de nuestra Asamblea Eclesial realizada el mes pasado, han salido tareas muy concretas que, Dios mediante, realizaremos a lo largo del año. Por ejemplo, los obispos y sacerdotes realizaremos visitas a los centros de readaptación social y al consejo tutelar de menores, especialmente en el tiempo de cuaresma, para acompañar a los internos y a sus familias, además del acompañamiento que ya se da por parte de la pastoral penitenciaria; asimismo, la visita a los hospitales públicos, la creación de una pastoral dedicada a los hermanos mayores, la realización de actividades de evangelización en espacios públicos, con los debidos permisos, para acercarnos a quienes no asisten a la Iglesia cotidianamente, entre muchas otras actividades que buscarán favorecer a los más necesitados. Además, fortaleceremos la formación del laicado con cursos de Sagradas Escrituras y otras materias de teología y pastoral. También, realizaremos talleres de homilética y cursos de actualización para nuestros sacerdotes. Bien sabemos que Dios se manifiesta en todo momento, por lo que es necesario que pongamos especial atención en todas aquellas situaciones que acontecen en nuestro entorno, sobre todo ahora que estamos iniciando un nuevo año, para hacer un auténtico trabajo en conjunto. Por lo que hago una invitación a nuestras autoridades civiles, para que abran verdaderos espacios de diálogo con los ciudadanos. En estos días, hemos sido testigos de las muestras de buena voluntad, por parte de la ciudadanía, al acudir a cumplir con sus obligaciones en el pago de los impuestos, y también hemos visto la inconformidad de muchos ciudadanos por los aumentos en el transporte público y en productos de la canasta básica. Es por eso que insisto en que los canales de comunicación, entre las autoridades y la ciudadanía, deben estar permanentemente abiertos, y que no pensemos en que son situaciones por las que debemos pasar y al que no le guste, pues que se aguante. La fiesta del Bautismo del Señor, nos lleva a reflexionar en ese compromiso que tenemos todos los bautizados para procurar el bien común. No olvidemos que quienes hemos recibido esta gracia, estamos obligados a cumplir con los preceptos del Señor. No se trata solo de hacer una ceremonia muy bonita y luego olvidarse de lo que estamos llamados a vivir y hacer vivir: una vida nueva en el amor y el compromiso de ser hijos de Dios.
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