jueves, 25 de diciembre de 2014

MENSAJE DE NAVIDAD 2014 | Mensaje - ArquiMty

25 de diciembre/ 2014
Mensaje

Asunto: MENSAJE DE NAVIDAD 2014


¡TODA LA TIERRA HA VISTO AL SALVADOR! (Salmo 97)


Las promesas divinas llegan a su cumplimiento. Nuestro Creador envía a su Hijo unigénito para disipar toda oscuridad y hacer resplandecer sobre la obra de sus manos la luz eterna de su gloria.

Esta manifestación del amor de Dios es universal (Cf. Tit 2,11) y se hace tangible con el nacimiento de su Hijo, que viene a dar vida nueva a la humanidad.

Jesucristo es Dios-con-nosotros (Mt 1,23), es presencia suprema de la alegría perfecta, portador de paz para todos aquellos que dispongan su corazón y quieran recibirla.

Él ha venido para comunicarnos el amor eterno del Padre celestial, que ha querido manifestar al pueblo su fidelidad perpetua. Cristo, sin dejar de ser Dios, ha querido compartir en todo nuestra naturaleza humana, menos en el pecado, para poder ser visto, escuchado, palpado.

Su encarnación es una divina realidad, ya que a Dios no le gustan las apariencias, Él ha demostrado infinitamente preferir las realidades. Él nos invita a convertirnos en verdaderos colaboradores de su obra, viviendo siempre en libertad.

El acontecimiento que hoy congrega a todo el orbe cristiano, es el inicio de una nueva forma de vida. Este niño viene a imponer en la tierra el derecho y la justicia sobre las bases del amor. "Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin. (Is 9, 6-7).

Dispongámonos de corazón para ser testigos de este divino amor, como lo fueron los pastores en Belén (cfr. Lc 2, 15-20), quienes libremente se acercaron a contemplar al niño, recostado en el pesebre.

Jesús quiere manifestarse en todo hombre y mujer de buena voluntad, en aquellos que no viven un apego excesivo a las cosas, ni a sí mismos, en quienes tienen libre su corazón de egoísmos.


Deseo de todo corazón que las celebraciones festivas por el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, motiven nuestra vida para ser nuevas criaturas y así, al peregrinar por este mundo, seamos signos sensibles del amor y la paz que solo proceden de aquel que nos ha enviado a su Hijo para tener vida en abundancia (cf Jn 10,10).
A todos les bendigo y les encomiendo en mis oraciones.

Felices fiestas de Navidad.


+ Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey

No hay comentarios:

Publicar un comentario