martes, 24 de diciembre de 2013

"…y María lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre". (Lc 2,7) | Arquidiócesis de Monterrey - Mensaje

Arquidiocesis de Monterrey - Mensaje: "…y María lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre". (Lc 2,7)

23 de diciembre/ 2013
Mensaje
Asunto: ".y María lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre". (Lc 2,7)


Queridos hermanos y hermanas:

Al llegar el tiempo de la Navidad, deseo invitarles a recordar la grandeza del misterio que contemplamos en el nacimiento de Cristo, nuestro Salvador.

Un niño acariciado por su madre, contemplado amorosamente por los ojos de su padre, un acontecimiento que transforma la vida del mundo y que quiere ser prolongado en cada uno de nuestros hogares, en donde también podemos acariciarlo y contemplarlo en la persona de nuestro prójimo.

Es ahí, en el seno de nuestra familia, en donde podemos vivir lo que ha significado el nacimiento de Cristo: el amor solidario, la cercanía, la ternura y la dulzura. Esto es lo que hará de nuestros hogares una verdadera prolongación de la familia de Nazaret.

No debemos pensar, bajo ninguna circunstancia, que seguir el ejemplo de la Sagrada Familia es difícil e inalcanzable para nuestras familias, que viven inmersas en un mundo en constante cambio y que dista mucho de la forma en cómo antiguamente se desarrollaba la vida en familia.

La Sagrada Familia nos da ejemplo de integridad en todo momento. Ellos también, como nosotros, vivieron momentos de alegría y de adversidad, supieron hacer frente a las normas y leyes de su época, y no se dejaron envolver por el pesimismo y el desánimo, al contrario, todos los momentos de su vida fueron sostenidos en el amor y en la solidaridad, nunca en el desánimo y en la falta de confianza.

Es por esto que les invito a que tomemos este gran ejemplo y aprovechemos este tiempo de Navidad, en que nos reunimos en familia, para que renovemos el compromiso de amor solidario que debe de caracterizar a toda familia cristiana.

Aprovechemos estos días para ir al encuentro de nuestro prójimo, sobre todo de aquellos con quienes hemos permanecido más alejados, y manifestémosle nuestra cercanía, nuestro deseo de iniciar una nueva vida y dejar atrás todo sentimiento negativo que tanto daño nos hace.

Perdonemos de corazón para recibir el perdón divino, y así lograr que el amor misericordioso de Dios se prolongue en cada uno de nosotros, en nuestras familias, en nuestra sociedad.

El niño que nace en Belén, del seno de la Virgen María, quiere encontrar en tu corazón un nuevo pesebre, para manifestar desde ahí, la vida nueva que ha traído al mundo.

Deseo sinceramente que la alegría de la Natividad del Señor sea vivida plenamente en cada uno de ustedes, a quienes recuerdo en mi oración y bendigo de corazón.

Feliz Navidad.
+ Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey




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