La alianza que Dios hace con su pueblo es una alianza de vida, "estableceré mi alianza con ustedes y ningún ser viviente será ya exterminado por las aguas del diluvio, así como no habrá otro diluvio para destruir la tierra" (Gn 9, 11). Dios nos ha creado para la vida, Dios es un Dios de vivos, su gloria es que el hombre viva, dice el profeta Ezequiel: "Juro por mi vida – oráculo del Señor Dios– que no me complazco en la muerte del malvado, sino en que se convierta de su mala conducta y vida" (Ez 33,11). Dios no se complace con la muerte, Él no quiere la muerte, sino la vida del hombre y, el camino para la vida está en la conversión. El camino de la conversión lo inicia Dios, el nos busca, nos ofrece el tiempo y condiciones necesarias para ello. "Después de que arrestaron a Juan, Jesús se fue a Galilea a anunciar la Buena Noticia de Dios. Decía: El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está llegando: conviértanse y crean en la Buena Noticia" (Mc 1, 14-15). Fíjense como, Jesús es portador de Buenas Noticias, Él no anuncia una justicia como rendición de cuentas; Jesús nos ofrece la oportunidad de la vida, ósea, un tiempo adecuado para escuchar la Buena Noticia, convertirse y creer en Él. ¿Qué es la conversión? La conversión no es un cambio cualquiera, la conversión es un cambio radical, y radical quiere decir total, de raíz, profundo. Dios es bueno y quiere que el hombre viva, por eso, en toda época y momento ofrece al hombre la oportunidad de arrepentirse y convertirse, como lo dice el Papa san Clemente: "Recorramos todas las etapas de la historia y veremos cómo en cualquier época el Señor ha concedido oportunidad de arrepentirse a todos los que han querido convertirse a Él. Noé predicó la penitencia, y los que hicieron caso se salvaron. Jonás anunció la destrucción a los ninivitas, pero ellos, haciendo penitencia de sus pecados, aplacaron la ira de Dios con plegarias y alcanzaron la salvación, a pesar de que no pertenecían al pueblo de Dios". (cfr. Oficio de lectura, Tomo II, pág. 19 Miércoles de ceniza). Por eso, la conversión es la oportunidad de la vida, pues quien la desaprovecha, se autoexcluye de la vida. ¿Qué beneficio obtenemos con la conversión? El primer beneficiado eres tú mismo, después todos los que te rodean; pues la conversión es vivir en la sintonía de Dios, en su amistad, en comunión con Él, y lejos de Dios el hombre se pierde, se destruye así mismo, porque solo en Dios el hombre encuentra sentido pleno a su vida. Tan grande es el valor de la vida que Dios ha enviado a su Hijo no sólo a este mundo, sino también como dice la primera carta de Pedro: "Fue y proclamó incluso a los espíritus encarcelados, aquellos que en otro tiempo fueron desobedientes, cuando en tiempo de Noé" (1 Ped 3, 19-20). Pbro. Lic. Marcos Montealvo Veras Vicerrector Reflexión del Domingo I Domingo de Cuaresma – Ciclo B Gn 9, 8-15; 1 Ped 3, 18-22; Mc 1, 12-15 21 de febrero de 2021 |
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