No. 4 / 2015
Carta - Circular
Asunto: invitación a participar en la JORNADA DE AYUNO Y CONVERSIÓN
Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos, así se presentó Juan el Bautista en el desierto,proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.Mc. 1,2-4
A TODA LA IGLESIA QUE PEREGRINA EN MONTERREY: ¡PAZ Y BIEN!
Muy queridos hermanos y hermanas:
Saludo a todos muy cordialmente y les deseo todo bien en el Señor.
En esta hora de conversión, reconocemos el amor de Dios que se presenta de manera especial en diversos momentos de nuestra vida personal y comunitaria. En la historia de nuestro pueblo, Dios ha querido inmiscuirse en los asuntos humanos, en las preocupaciones del corazón, e intervenir a favor nuestro, conociendo y amando, sanando y fortaleciendo, llamando y elevando a todos nosotros, en su reino de vida y verdad, de justicia y rectitud, de paz y libertad. Estos momentos son para nosotros ocasión de memoria, hemos de aprender a reconocerlos con cariño y amor.
En la Semana Santa recordaremos con ese cariño, la institución de la Eucaristía como memorial del sacrificio de Cristo, sellando la Alianza de amor nueva y eterna de Dios con nosotros. En el contexto de este año como preparación para la celebración del Congreso Eucarístico en nuestra Arquidiócesis, quiero exhortar a toda nuestra comunidad a celebrar el Triduo Pascual con un particular acento Eucarístico, como asamblea de un pueblo que ama a su Dios, unido en Cristo.
La Iglesia celebra en el Jueves Santo, la institución de la Eucaristía, el mandamiento del amor y la renovación de las promesas sacerdotales. Quiero exhortar a todo el pueblo, en especial a todos nosotros Sacerdotes del Señor, a prepararnos de manera decidida e intencional a la celebración del Triduo Pascual y, en particular, al Jueves Santo acentuando dos actitudes cristianas: la penitencia personal y la abnegación por el pueblo de Dios.
Los exhorto a unirnos en dos momentos especiales:
. Todos los sacerdotes ayunaremos el viernes de ceniza, (20 de febrero), como signo penitencial por nuestra conversión, por los propios pecados y por los de todo el pueblo.
. Realizaremos la Jornada de confesiones el viernes 27 de febrero, de 6:00 a.m. a 11:00 p.m., (sin menoscabo de los días de confesión organizados por parroquias y decanatos).
Serán dos momentos de solidaridad penitencial y de expresión de la conversión: "como íntima y total transformación y renovación de todo el hombre -de todo su, sentir, juzgar y disponer- que se lleva a cabo en él a la luz de la santidad y caridad de Dios, santidad y caridad que, en el Hijo, se nos han manifestado y comunicado con plenitud." (Paenitemini, pfo. 12).
Recordemos que toda penitencia individual tiende al servicio de las hermanas y hermanos, es decir, el ayuno y la oración va siempre hacia la limosna, como entrega de amor por el necesitado. De esta manera, la penitencia inspirada y fortalecida por el Espíritu Santo, al mismo tiempo que unifica nuestro ser como personas e hijas e hijos de Dios, uniéndonos a Él, y a nuestras hermanas y hermanos, como una red personal y santa, como responsables unos de otros, en solidaridad y fraternidad desde el corazón.
Somos sacerdotes del Dios Altísimo, participamos de la cruz y la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, de la alegría y del sufrir del pueblo, y de sus gozos y más profundas esperanzas. Quiero reconocer la entrega diaria de cada sacerdote por su comunidad, enseñando, dirigiendo y santificando, por lo tanto quiero que nos unamos en el ministerio consolándonos mutuamente en las obras de penitencia.
Que nuestra solidaridad penitencial prepare nuestros corazones a la celebración del Misterio Pascual, nos ayude a llegar a la Semana Santa iluminados por la gracia del Espíritu Santo y nos disponga a una celebración fructuosa.
Que el Señor reciba la penitencia de sus sacerdotes como ofrenda agradable por todo el pueblo. Reciban mi reconocimiento sincero y les envío mi bendición a ustedes y a cada una de sus comunidades y personas encomendadas a su ministerio.
Dado en la Sede del Arzobispado de Monterrey, N.L. a los 21 días del mes de enero del año del Señor 2015.
+ Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey
Pbro. Fernando Torres Fuentes
Secretario Canciller
Carta - Circular
Asunto: invitación a participar en la JORNADA DE AYUNO Y CONVERSIÓN
Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos, así se presentó Juan el Bautista en el desierto,proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.Mc. 1,2-4
A TODA LA IGLESIA QUE PEREGRINA EN MONTERREY: ¡PAZ Y BIEN!
Muy queridos hermanos y hermanas:
Saludo a todos muy cordialmente y les deseo todo bien en el Señor.
En esta hora de conversión, reconocemos el amor de Dios que se presenta de manera especial en diversos momentos de nuestra vida personal y comunitaria. En la historia de nuestro pueblo, Dios ha querido inmiscuirse en los asuntos humanos, en las preocupaciones del corazón, e intervenir a favor nuestro, conociendo y amando, sanando y fortaleciendo, llamando y elevando a todos nosotros, en su reino de vida y verdad, de justicia y rectitud, de paz y libertad. Estos momentos son para nosotros ocasión de memoria, hemos de aprender a reconocerlos con cariño y amor.
En la Semana Santa recordaremos con ese cariño, la institución de la Eucaristía como memorial del sacrificio de Cristo, sellando la Alianza de amor nueva y eterna de Dios con nosotros. En el contexto de este año como preparación para la celebración del Congreso Eucarístico en nuestra Arquidiócesis, quiero exhortar a toda nuestra comunidad a celebrar el Triduo Pascual con un particular acento Eucarístico, como asamblea de un pueblo que ama a su Dios, unido en Cristo.
La Iglesia celebra en el Jueves Santo, la institución de la Eucaristía, el mandamiento del amor y la renovación de las promesas sacerdotales. Quiero exhortar a todo el pueblo, en especial a todos nosotros Sacerdotes del Señor, a prepararnos de manera decidida e intencional a la celebración del Triduo Pascual y, en particular, al Jueves Santo acentuando dos actitudes cristianas: la penitencia personal y la abnegación por el pueblo de Dios.
Los exhorto a unirnos en dos momentos especiales:
. Todos los sacerdotes ayunaremos el viernes de ceniza, (20 de febrero), como signo penitencial por nuestra conversión, por los propios pecados y por los de todo el pueblo.
. Realizaremos la Jornada de confesiones el viernes 27 de febrero, de 6:00 a.m. a 11:00 p.m., (sin menoscabo de los días de confesión organizados por parroquias y decanatos).
Serán dos momentos de solidaridad penitencial y de expresión de la conversión: "como íntima y total transformación y renovación de todo el hombre -de todo su, sentir, juzgar y disponer- que se lleva a cabo en él a la luz de la santidad y caridad de Dios, santidad y caridad que, en el Hijo, se nos han manifestado y comunicado con plenitud." (Paenitemini, pfo. 12).
Recordemos que toda penitencia individual tiende al servicio de las hermanas y hermanos, es decir, el ayuno y la oración va siempre hacia la limosna, como entrega de amor por el necesitado. De esta manera, la penitencia inspirada y fortalecida por el Espíritu Santo, al mismo tiempo que unifica nuestro ser como personas e hijas e hijos de Dios, uniéndonos a Él, y a nuestras hermanas y hermanos, como una red personal y santa, como responsables unos de otros, en solidaridad y fraternidad desde el corazón.
Somos sacerdotes del Dios Altísimo, participamos de la cruz y la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, de la alegría y del sufrir del pueblo, y de sus gozos y más profundas esperanzas. Quiero reconocer la entrega diaria de cada sacerdote por su comunidad, enseñando, dirigiendo y santificando, por lo tanto quiero que nos unamos en el ministerio consolándonos mutuamente en las obras de penitencia.
Que nuestra solidaridad penitencial prepare nuestros corazones a la celebración del Misterio Pascual, nos ayude a llegar a la Semana Santa iluminados por la gracia del Espíritu Santo y nos disponga a una celebración fructuosa.
Que el Señor reciba la penitencia de sus sacerdotes como ofrenda agradable por todo el pueblo. Reciban mi reconocimiento sincero y les envío mi bendición a ustedes y a cada una de sus comunidades y personas encomendadas a su ministerio.
Dado en la Sede del Arzobispado de Monterrey, N.L. a los 21 días del mes de enero del año del Señor 2015.
+ Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey
Pbro. Fernando Torres Fuentes
Secretario Canciller
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