domingo, 7 de abril de 2013

Mensaje: CAMINAR GUIADOS POR LA LUZ DE LA FE

6 de abril / 2013
Mensaje

Asunto: CAMINAR GUIADOS POR LA LUZ DE LA FE


"Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto. Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios." Jn 20, 30-31


Estamos llamados a emprender el camino en búsqueda de la plenitud, en búsqueda de la realización, de la felicidad y de la eternidad. Estamos en camino constante y en esa búsqueda podemos errar. Sin embargo nunca debemos dejar de caminar.

Para los creyentes el camino y la meta es Dios. Esta Pascua así lo hemos descubierto, Jesús es la luz. El camino emprendido debe ser guiado por la luz de la fe, y, también por la razón.

Estas dos facultades del hombre no están en contraposición, al contrario una reclama a la otra. Y una sin la otra se muestran débiles. Vemos, gracias a Dios, cuanta gente en busqueda sincera logra integrar sus inquietudes racionales a su experiencia de fe: "La fe, que acoge la palabra divina y la pone en práctica, interacciona eficazmente con la razón. La inteligencia de la fe, en particular de la fe orientada a la praxis, es estructurada por la razón y se sirve de todas las aportaciones que ésta le ofrece". (Compendio de la doctrina social de la Iglesia # 74)

La Iglesia nos orienta a estar atentos para poner de manifiesto esta doble actuación: "La fe y la razón constituyen las dos vías cognoscitivas de la doctrina social, siendo dos las fuentes de las que se nutre: la Revelación y la naturaleza humana. El conocimiento de fe comprende y dirige la vida del hombre a la luz del misterio histórico-salvífico, del revelarse y donarse de Dios en Cristo por nosotros los hombres. La inteligencia de la fe incluye la razón, mediante la cual ésta, dentro de sus límites, explica y comprende la verdad revelada y la integra con la verdad de la naturaleza humana, según el proyecto divino expresado por la creación, es decir, la verdad integral de la persona en cuanto ser espiritual y corpóreo, en relación con Dios, con los demás seres humanos y con las demás criaturas". (75)

La integralidad de nuestra vida se debe regir por la apertura a reflexionar. Son dos voluntades las que se deben atender: la voluntad de Dios manifestada en la luz de la fe y la voluntad personal manifestada en la reflexión de la razón. Quien se rige por estas dos tiene un camino seguro, no camina en la oscuridad: "el misterio de Cristo ilumina el misterio del hombre, la razón da plenitud de sentido a la comprensión de la dignidad humana y de las exigencias morales que la tutelan. La doctrina social es un conocimiento iluminado por la fe, que -precisamente porque es tal- expresa una mayor capacidad de entendimiento. Da razón a todos de las verdades que afirma y de los deberes que comporta: puede hallar acogida y ser compartida por todos". (75)

Nuestro peregrinar en la vida se desarrolla entre la incertidumbre de las sorpresas de la vida y las certezas de que Dios camina a nuestro lado. Es necesario dejarse guiar por la fe que en el fondo lleva las pruebas de las realidades que no vemos.

No podemos negar que en ocasiones desaparece la claridad de nuestro camino, y debemos, preguntarnos sobre el rumbo cierto pero en la búsqueda encontraremos respuestas a nuestras inquietudes. La experiencia de la Iglesia a través de su enseñanza social contribuye en el discernimiento que debemos hacer en la vida: "La doctrina social de la Iglesia se sirve de todas las aportaciones cognoscitivas, provenientes de cualquier saber, y tiene una importante dimensión interdisciplinar: «Para encarnar cada vez mejor, en contextos sociales económicos y políticos distintos, y continuamente cambiantes, la única verdad sobre el hombre, esta doctrina entra en diálogo con las diversas disciplinas que se ocupan del hombre, [e] incorpora sus aportaciones ». La doctrina social se vale de las contribuciones de significado de la filosofía e igualmente de las aportaciones descriptivas de las ciencias humanas". (76)


+ Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey

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