FIESTA DE SAN JOSE OBRERO, NUESTRO SEGUNDO PATRON
PARROQUIA DE N. SRA. DE LOS REMEDIOS
Col. Puerta del Sol, Santa Catarina, N.L. Tel. 83886238,
El primero de mayo es una oportunidad para reflexionar, desde la fe, sobre la situación actual de la vida de trabajadores y trabajadoras, muy en especial de los jóvenes, sobre el desempleo, los salarios y las condiciones de trabajo, por ejemplo. Además de recordar a los precursores, muchos de ellos mártires, de la promoción y defensa de los derechos de los trabajadores.
La fiesta de San José Obrero, nuestro segundo patrón parroquial, fue instituida por Pío XII el 1 de mayo de 1955. San José fue una persona muy sencilla pero muy trabajadora, y Dios lo eligió por su pobreza y humildad para ser padre adoptivo de Jesús, darle protección en sus primeros años e inculcarle el trabajo. Pedimos su intercesión a favor de todos los trabajadores en especial por aquellos que han perdido su chamba, por aquellos que están en paro técnico, por aquellos que, aunque tienen trabajo, su salario es insuficiente e indigno. Pedimos por los ancianos y niños que son explotados como empaquetadores en diferentes empresas comerciales. Pedimos por los mineros en especial por las viudas y familias de los mineros fallecidos en pasta de conchos. La situación injusta de todos ellos es un grito que clama al cielo.
VER
Recordemos nuestra historia: Los obreros mártires de Chicago en 1886, murieron porque buscaban una jornada de ocho horas de duración; luego, en París se retomó la lucha a nivel mundial y se instituye el 1° de Mayo como el día internacional del trabajo en que se rinde homenaje a los obreros asesinados que encabezaron la huelga en Chicago. El movimiento obrero en México, también tuvo sus mártires en Cananea (1906), Río Blanco (1907) y el millón de muertos de la Revolución Mexicana (1910). Todo este esfuerzo hizo posible en México derechos que no existían y que están amparados por el artículo 123 de la Constitución Mexicana: Seguridad social, Contratación colectiva, Jornada laboral de ocho horas, derecho a Huelga, Protección contra despido injustificado, garantía de un Salario suficiente para satisfacer todas las necesidades del trabajador y su familia. Otros derechos conquistados: Salario mínimo, trabajo digno y seguridad social (atención médica, pensiones y jubilaciones).
Ahora en el presente, ¿Sabe usted cuál es el salario mínimo? ¿Cuántos salarios mínimos se requieren para comprar una canasta básica? ¿Conoce usted el Contrato colectivo de la empresa donde trabaja? ¿Conoce usted las Reformas Laboral y Educativa recién aprobadas en México? ¿Sabe usted cuántas personas trabajan en México pero no tienen IMSS? ¿Sabe usted cuántas personas trabajan en el Empleo Informal? ¿Usted cree que vamos mejorando en dignidad de trabajo y salario o vamos empeorando?
Algunos opinan que hoy muchos de aquellos derechos están en peligro por las políticas de los últimos 30 años que buscan la máxima ganancia a costa de la vida de los trabajadores. Si esto fuera cierto, entonces NO hemos sido fieles a la voluntad de Dios.
PENSAR “Mi padre trabaja y yo también trabajo” (Jn 5, 17)
Reflexionamos dos textos bíblicos:
1) Gn 1,26-2,3: Dios creó al hombre y mujer a su imagen y les dio dominio sobre la creación. Y cuando Dios terminó la creación descansó en el séptimo día.
2) Mt 13, 54-58: La gente paisana de Jesús se preguntan sobre su sabiduría y don de realizar milagros: ¿De dónde le viene todo esto?
¿Qué nos dicen estas dos lecturas? El sueño de Dios en el Génesis es que la humanidad tenga vida y la tenga en abundancia, una vida con justicia y dignidad.
¿Cómo vivimos este mensaje en los centros de trabajo?
¿Para qué creó Dios a los hombres y mujeres? ¿Cómo quiere Dios que viva la humanidad?
ACTUAR
Como seguidores de Jesús estamos llamados a defender la dignidad y los derechos de los trabajadores desde la fábrica, la empresa, el sindicato o el barrio donde vivimos, de manera organizada. Pero conviene primero tener claro las respuestas de las preguntas que nos hemos hecho en el VER, hacer un análisis de la pobreza y riqueza en el mundo y en México, y un análisis de los Sindicatos, Estado e Iglesia en relación a la defensa de los derechos humanos laborales en México.
Como trabajadores y trabajadoras, estamos invitados a trabajar en la construcción de una nueva sociedad donde reine la justicia, la democracia, y el respeto de los derechos fundamentales de todos los hombres y mujeres. Los trabajadores y trabajadoras no podemos descansar hasta que no hayamos terminado la construcción de la nueva creación, hasta que el mundo sea el Reino de Dios consumado.