Conforme transcurren los días de este año, y ante los acontecimientos de los que hemos sido testigos recientemente, quiero insistir en la necesidad de acrecentar en nuestra sociedad auténticos vínculos de comunicación entre las autoridades y los ciudadanos. Bien sabemos que es un derecho de todo mexicano el expresar libremente sus ideas, pero también es importante que lo hagamos respetando a nuestros semejantes. Comprendo que, en algunos casos, los ciudadanos se expresan realizando manifestaciones en la vía pública, en parte porque sienten que es un recurso que llamará la atención de las autoridades con mayor facilidad, pero debemos ser conscientes de que esto, más que motivar a que la ciudadanía se solidarice con la causa, se provoca un sentimiento de malestar que termina provocando el rechazo y el no escuchar las propuestas o demandas que se están presentando. Se deben buscar los espacios y momentos adecuados para que los objetivos que se persiguen sean atendidos, y considero que una de estas formas es el diálogo directo con los responsables de la situación que se presenta, buscando de forma pacífica llegar a un acuerdo que sea para bien de la sociedad. El llamado que Cristo hace a sus discípulos, en el Evangelio que meditamos este domingo, es para ser luz del mundo y sal de la tierra; considero que este en un momento ideal para que esta invitación la hagamos nuestra. Por lo que, independientemente de la fe que se profese, es importante que los ciudadanos nos propongamos disipar toda oscuridad de nuestro entorno, procurando, especialmente, ser ejemplo para los más pequeños, quienes están al pendiente de lo que hacemos los mayores. Gracias a los avances en los medios de comunicación, cada día es más fácil enterarse de lo que acontece en el mundo, por lo que ya no se puede suponer que los niños son ajenos a los problemas que la sociedad presenta, y esto debe hacernos tomar conciencia de la necesidad de sembrar valores en ellos, para que no piensen que las cosas se solucionan con gritos y reclamos, sino en el diálogo pacífico, abierto y respetuoso. Hago un llamado desde la caridad, para que las partes involucradas en los conflictos que se presentan, sobre todo en lo referente al transporte urbano, establezcan los espacios para dialogar, escuchando principalmente el sentir ciudadano, así como los argumentos que las autoridades de este rubro presentan. Un diálogo efectivo, se fundamenta en la escucha y en la reflexión de lo escuchado, encontrando así la armonía en nuestra vida y el mejor crecimiento de nuestra sociedad. Finalmente, invito a todos los fieles para que, en esta semana de oración por las vocaciones, nos unamos en la fe para pedir a Dios que siga llamando a muchos jóvenes, para servirlo en medio de su pueblo en la vida sacerdotal.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario