sábado, 22 de junio de 2013

Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2013

Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2013

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(Radio Vaticana) La Oficina de Prensa de la Santa Sede, el cardenal Antonio María Vegliò, presidente del Pontificio Consejo de la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes y el Secretario del mismo dicasterio, monseñor Joseph Kalathiparambil, realizaron la presentación del mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la 99º Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2013 que tiene por tema "Migraciones: peregrinación de fe y esperanza".

El Santo Padre comienza su mensaje señalando que el Concilio Ecuménico Vaticano II, en la Constitución pastoral "Gaudium et spes", recordó que "la Iglesia avanza juntamente con toda la humanidad", por lo cual "los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón".

Destaca el Papa que los flujos migratorios son "un fenómeno que impresiona por sus grandes dimensiones, por los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que suscita, y por los dramáticos desafíos que plantea a las comunidades nacionales y a la comunidad internacional", ya que "todo emigrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación".

Sin olvidar que en el vasto campo de las migraciones, la solicitud maternal de la Iglesia se realiza en diversas directrices, el Papa se refiere a las migraciones bajo el perfil dominante de la pobreza y de los sufrimientos, que con frecuencia produce dramas y tragedias.

Aquí se concretan las operaciones de auxilio para resolver las numerosas emergencias, con generosa dedicación de grupos e individuos, asociaciones de voluntariado y movimientos, organizaciones parroquiales y diocesanas, en colaboración con todas las personas de buena voluntad.

Pero, por otra parte -recuerda el Santo Padre- la Iglesia no deja de poner de manifiesto los aspectos positivos, las buenas posibilidades y los recursos que comportan las migraciones. Es aquí donde se incluyen las acciones de acogida que favorecen y acompañan una inserción integral de los emigrantes, solicitantes de asilo y refugiados en el nuevo contexto socio-cultural, sin olvidar la dimensión religiosa, esencial para la vida de cada persona.

Y reiterando que la Iglesia, por su misión confiada por el mismo Cristo, está llamada a prestar especial atención y cuidado a esta dimensión precisamente: ésta es su tarea más importante y específica, Benedicto XVI subraya que por lo que concierne a los fieles cristianos provenientes de diversas zonas del mundo, el cuidado de la dimensión religiosa incluye también el diálogo ecuménico y la atención de las nuevas comunidades, mientras que por lo que se refiere a los fieles católicos se expresa, entre otras cosas, mediante la creación de nuevas estructuras pastorales y la valorización de los diversos ritos, hasta la plena participación en la vida de la comunidad eclesial local.

Ver mensaje Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2013

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