Comunicado de prensa
Asunto: "Cristo resucitado, nos manifiesta su paz y su misericordia".
El tiempo pascual que estamos viviendo, está impregnado de un sinfín de enseñanzas que fortalecen el cimiento de nuestra fe como cristianos.
Una de las enseñanzas más significativas que Cristo nos pide vivir es: el amor misericordioso para con el prójimo y para con nosotros mismos, ya que en algunas ocasiones nos convertimos en jueces inquebrantables, olvidándonos del ejemplo que nuestro Padre celestial nos ha manifestado al perdonar nuestros pecados, entregando a su Hijo Unigénito Jesucristo, para darnos vida nueva.
Un claro ejemplo de esta vida en el amor y la misericordia, lo encontramos en las primeras comunidades cristianas, mismas que procuraban estar en paz, compartiendo sus bienes y esforzándose por hacer vida el mensaje del Redentor.
Hoy en día, vivir la misericordia y la paz, se ha llegado a considerar como algo imposible de alcanzar, ya que nos encontramos inmersos en situaciones de dolor y desesperación, por lo que el mensaje de Cristo, que nunca pierde vigencia, nos viene a manifestar el cómo sí se puede vivir una vida nueva, una vida en la paz, en la misericordia y en el amor mutuo.
Invito a la comunidad a que no olvidemos esa doble dimensión de paz que debemos vivir: la paz interna e individual, en la que se basa nuestra relación con Dios y con nosotros mismos, y la paz externa, que implica la relación trascendente con nuestros semejantes. De estas dos, brotará la paz universal en donde se reflejará la armonía plena en la que debemos vivir mientras peregrinamos por este mundo.
Este mensaje de Cristo, adquiere una especial relevancia en este domingo 27 de abril, ya que el Papa Francisco, ha canonizado a dos hombres de fe, a quienes se les ha reconocido una vida de coherencia y entrega, fundados en los valores del Evangelio.
San Juan XXIII, el Papa que hizo escuchar su voz en el mundo para pedir el cese de las guerras y la necesidad de vivir en paz. Él ha dicho: "La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios".
Y San Juan Pablo II, el Papa que, dando testimonio de misericordia con su misma vida, compartió en varias ocasiones: "Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia, y solidaridad".
Agradezcamos a Dios estos claros ejemplos que nos motivan a fortalecer nuestro caminar y seguir esforzándonos por hacer de este deseo de Cristo, una realidad en nuestra vida.
Finalmente, pido a todos los fieles y sacerdotes de nuestra Iglesia, para que eleven sus oraciones por los Obispos de México, que tendremos nuestra reunión plenaria en la ciudad de México, D.F. del 28 de abril al 2 de mayo.
+ Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey
Pbro. Juan José Martínez Segovia
Departamento de Comunicación