31 de marzo de / 2013
Mensaje
Asunto: MENSAJE DE PASCUA 2013
FORTALECIDOS EN LA FE, INICIAMOS UNA VIDA NUEVA EN CRISTO
¡Cristo ha vencido a la muerte! ¡Ha resucitado! y con su resurrección nos entrega la vida nueva. El Padre cumple su promesa, librándonos de todo pecado. La mancha ocasionada por el pecado de nuestros primeros padres, ha sido aniquilada.
¡Cristo ha resucitado! Él, no podía fracasar en su misión de amor, encomendada por el Padre celestial desde la eternidad.
La resurrección de Cristo, es motivo de alegría, es la oportunidad que tenemos los creyentes para darle un nuevo aliento a nuestro peregrinar por este mundo. Nuestra fe está fundada en la Vida, no en la muerte, por eso este día debemos regocijarnos y prolongar esta celebración durante toda la Pascua.
Sería injusto que nos quedáramos cruzados de brazos, después de haber vivido una preparación de 40 días en la Cuaresma.
Debemos manifestar nuestra fe en cada acto de nuestra vida, siempre orientados hacia Dios, con una ocupación clara y concreta, buscando, como lo dice San Pablo en su segunda carta a los Colosenses, los bienes de arriba, los del cielo, donde esta Cristo, el Señor.
Durante este tiempo de Pascua, tendremos la oportunidad de reflexionar, en la Eucaristía, la vivencia de fe de las primeras comunidades cristianas. El libro de los Hechos de los apóstoles, nos mostrará esos primeros pasos que marcaron de manera especial a los creyentes, y que nosotros mismos no debemos olvidar: la solidaridad cristiana.
Quiero invitarles a que asumamos ese compromiso de solidaridad, desde la vivencia de nuestra fe, con nuestros hermanos más alejados, con aquellos que sienten que la Iglesia no tiene nada nuevo que ofrecerles y que andan errantes, buscando el sentido de sus vidas en superficialidades que sólo les entregan "momentos de paz", pero nunca la verdadera paz que sólo Cristo nos da.
Con nuestro testimonio alegre y fiel, debemos hacer partícipes a todos los que nos rodean de que Cristo es quien da el sentido pleno a nuestro existir, que sólo Él tiene la solución que necesitamos en nuestra vida.
El mensaje que Cristo quiere que transmitamos es que: ¡Está vivo y nunca nos abandonará! Este es el mensaje que debemos transmitir los Sacerdotes y Obispos, no sólo desde el púlpito, sino principalmente en nuestra vida diaria, en nuestra entrega generosa y desinteresada a los fieles, que anhelan recibir de nuestro ministerio la fortaleza en su peregrinar hacia la Casa del Padre.
Es el mensaje que los consagrados y consagradas han de transmitir con alegría, manifestando que en su opción de vida se puede vivir la plenitud del amor.
Es el mensaje que los padres de familia han de transmitir a sus hijos, no sólo "por tradición", sino con la convicción de que sólo en Él encontraremos la verdadera unidad que tanto anhelamos en las familias.
Es el mensaje que la Iglesia entera comparte, esforzándose siempre para no desfallecer ante las adversidades que puedan presentarse.
Queridos hermanos y hermanas, deseo de todo corazón que la vivencia de esta Pascua sea plena en cada uno de nosotros, que no se quede sólo como un tiempo litúrgico en el que cantamos ¡aleluya! en todas nuestras celebraciones, sino que ese aleluya, esa alegría, la vivamos en todos los momentos de nuestra vida, manifestando desde la sencillez de nuestra fe, que es fortalecida por Cristo, la gracia que hemos recibido, reconociendo el "gran tesoro" que llevamos en nuestro corazón y que no puede quedarse egoístamente dentro, sino que hemos de compartirlo con todos los que nos rodean.
Les deseo que la alegría de la Pascua llene su vida y que juntos sigamos caminando unidos en la fe, manifestando al mundo que sólo en Cristo esta la Vida Nueva en plenitud.
¡Felices Pascuas de Resurrección!
+ Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey