jueves, 15 de mayo de 2008

LA SANTÍSIMA TRINIDAD Y LAS CEB

Ciclo A, 18 de Mayo de 2008


“La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes”
(2-Cor 13, 13)



Dios nos ha revelado un poco sobre su identidad. Nos ha ido enseñando que es una Familia, es decir, una Comunidad de Tres Personas. Dios, entonces, es una Pequeña Comunidad en donde se vive de manera plena y perfecta el Amor. Este Amor, Dios no se lo guarda sólo para sí mismo, sino que nos ha dado la existencia a usted y a mí, a todos nosotros, para ser destinatarios de su Amor. Por eso la Escritura dice: “Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Jn 3, 16)

La mejor manera en que podemos responder a Dios su Amor Trinitario es viviendo en Pequeñas Comunidades o Comunidades Eclesiales de Base (CEB). Ya sucedía así desde el inicio del cristianismo, según nos relata el Libro de Hechos (2, 42-47). Nuestros Obispos de América Latina y de El Caribe nos decían en Mayo de 2007 que, frente a una cultura cada vez más individualista, secularizada y hostil a la Iglesia, es necesario establecer en nuestras parroquias Comunidades Eclesiales de Base (DAP 46, 185, 308 y 310).

Las CEB son un espacio privilegiado de comunión, evangelización y liberación (DAP 178-180). Despliegan su compromiso evangelizador y misionero entre los más sencillos y alejados, y son expresión visible de la opción preferencial por los pobres. Hacen de las parroquias una comunidad de comunidades (DAP 179). Nuestro Plan de Pastoral Diocesano las recomienda como fruto de las misiones parroquiales (Plan de Pastoral 2006-2010, N° 316).

En nuestra parroquia queremos responder al Amor Trinitario de Dios y a la invitación de nuestros Pastores estableciendo al menos una CEB por cada Sector y, a través de cada una de ellas, promover la Eucaristía y la reflexión de la Palabra, la Formación-Misión con los más alejados y marginados y finalmente, en comunión con Dios y con la Iglesia, construir el Reino de Dios, es decir, una Sociedad Justa, Fraterna y Solidaria, como la Santísima Trinidad.

Agustín, pbro.